24 Rob Halford (Judas Priest)
Con una voz operística de cuatro octavas, Rob Halford elevó el listón de los cantantes de metal hasta Valhalla. Su gruñido amenazante le dio una cualidad desgarradora al rock duro de Judas Priest, pero también hay un trasfondo de blues en su tono, casi sensual cuando se ve a través de la lente de cuero y tachuelas de su mirada. Cuando agregas ese falsete ensordecedor, terminas con un talento inimitable y único en una generación. —J. Lynch
23 Karen O (Yeah Yeah Yeahs)
Karen O le dio todo a los Yeah Yeah Yeahs: su voz, su energía, su estilo, sus palabras y, más sacrificadamente, su cuerpo. ¡Maldita sea la salud! Si Karen O está en el escenario, se lanza como una resplandeciente bola de pinball, impulsada por la pura fuerza de su arte. Creó su propio camino como una mujer asiática pionera en el rock, y nunca permitió que otros definieran su papel en el género: una iconoclasta en todo, desde sus peinados asimétricos hasta el tono más alto de su grito. Desafía a todos los que la precedieron y nunca será replicada. —T.M.
22 Eddie Vedder (Pearl Jam)
A principios de la década de 1990, Vedder era un líder prometedor que saltaba como un maníaco desde los balcones, colgaba de las vigas de iluminación y, de alguna manera, ejecutaba caídas que desafiaban a la muerte antes de volver al escenario entre la multitud. A medida que se ha vuelto más viejo y más sabio, se mantiene principalmente terrenal, pero la intensidad vocal y su vibrato reconocible al instante aún reinan. Prácticamente ningún cantante vende sus canciones con una convicción tan estremecedora y una ferocidad tan cruda como Vedder. Es un cantante principal en todo el sentido de la palabra. —M.N.
21 Jim Morrison (The Doors)
A finales de los años 60, el aparentemente mítico líder de The Doors trascendió los límites de la actuación, navegando entre la introspección melancólica y la rebelión febril. Con su carisma taciturno, su alma poética y su electrizante presencia escénica, Morrison se convirtió en un conducto entre los reinos de la conciencia y la expresión artística. Su voz, una amalgama profunda pero aterciopelada de poder puro (“Roadhouse Blues”, “Five to One”) y entrega inquietante (“The Crystal Ship”, “Riders on the Storm”) daba una sensación de otro mundo que podía caer en las profundidades de la emoción humana, o volverse atronadora. Se transformó en El Rey Lagarto y usó pantalones de cuero ceñidos en el escenario, a menudo merodeando la tarima con movimientos sinuosos, una presencia inquietante pero cautivadora. Las provocaciones seductoras y la intrépida exploración de la psique humana de Morrison lo han consagrado como una musa atemporal. —I.R.
20 David Lee Roth (Van Halen)
Photo : Luciano Viti/Getty Images
Antes de lanzar su carrera en solitario como un príncipe payaso del rock en 1985 con su versión cursi de “California Girls”, Roth gimió sobre los poderosos acordes de otra versión, “You Really Got Me” de The Kinks, para impulsar a Van Halen al Hot 100 por primera vez en 1978. Con el rubio sin camisa como su extravagante líder, la banda de SoCal trascendió la ola del hair-metal de los años 80, llenando estadios y encabezando las listas de éxitos de Billboard. Si bien Sammy Hagar se hizo cargo de la voz principal cuando Roth se lanzó como solista, la presencia incomparable de este último — en parte presentador de programas de juegos, en parte artista de circo — se mantuvo inextricable con la banda, y regresó para múltiples reuniones. Luego que Eddie Van Halen murió de cáncer el 6 de octubre de 2020, Roth dijo que cantar las canciones de la banda con el guitarrista “fue mejor que cualquier historia de amor que haya tenido”. —THOM DUFFY
19 Kathleen Hanna (Bikini Kill)
Como figura destacada del movimiento riot grrrl, las actuaciones de Hanna con Bikini Kill tenían un peso extra: el grupo no solo quería montar shows estelares, quería invertir la dinámica de poder de la música punk en el proceso. Por supuesto, lo primero es un requisito previo para lo segundo, y con Bikini Kill, y más tarde Le Tigre y The Julie Ruin, Hanna fusionó la actuación en vivo y la urgencia política como pocos artistas lo han hecho. —E.R.B.
18 Jack White (The White Stripes)
Jack White se ha convertido casi en un vocero del rock, y un habitual en la industria de la música en general, por los diversos roles que desempeña en su carrera, desde fundador de un sello discográfico hasta fabricante de una planta discográfica y colaborador artístico. Pero el papel que tuvo en The White Stripes fue lo que lo preparó para el éxito continuo, emergiendo como un singular vocalista y virtuoso de la guitarra, mientras jugaba con la mística salvaje del rock and roll en su vestuario, sus decisiones musicales y su relación deliberadamente engañosa con la baterista “hermana” Meg White, y la creación riffs que definieron la cultura y perduraron toda una vida. —L.H.
17 Chris Cornell (Soundgarden)
Ningún otro cantante de rock alternativo de los años 90 se compara con Chris Cornell en términos de calidad vocal; tendrías que retroceder décadas y/o sumergirte en géneros completamente diferentes para encontrar otra potencia que pueda considerarse su par. Su pirotecnia de pecho y garganta garantizó que Soundgarden emergiera de Seattle a la fama nacional — incluso antes de que Nirvana saltara a la fama, ellos estaban subiendo en las listas de Billboard — mientras que su machismo hosco (y a menudo sin camisa) le valió el estatus de rompecorazones, y sus composiciones conmovedoras le aseguraron su perdurabilidad y su posterior éxito con Audioslave. —A.U.
16 Michael Stipe (R.E.M.)
A lo largo de las décadas de transformación de R.E.M. — desde el sonido tintineante de la radio universitaria de su debut a mediados de los 80 hasta su pop-rock megaexitoso de los 90 y su carrera alternativa en el siglo XXI — la voz de Michael Stipe siempre fue su referente, mutando su propio acercamiento al micrófono pero manteniendo intacto su lirismo poético y su sentido de la perspectiva. Nadie más puede cantar “It’s the End of the World as We Know It (And I Feel Fine)” y “Everybody Hurts” con tanta agilidad y estilo, y nadie más podría haber mantenido a R.E.M. en la cima durante tanto tiempo con tal gracia y espíritu inventivo. —J. Lipshutz
14 Chrissie Hynde (The Pretenders)
Photo : Michael Ochs Archives/Getty Images
Ningún líder de la era punk podría igualar la versatilidad o la riqueza de Chrissie Hynde como cantante, combinando la fuerza del medio oeste estadounidense con el ingenio y la destreza británicos para canciones que podrían deleitar, desestabilizar y destruir en igual medida. No es una vocalista poderosa, pero la pureza de la voz de Hynde hizo que sus éxitos con The Pretenders aterrizaran como uppecuts: óyela escupir “f-k off” como si estuviera fumando un cigarrillo en “Precious”, y cómo su voz se queda como atrapada en su garganta al cantar “no hay nadie más aquí / nadie como yo” al final de “Brass in Pocket”. Y podía bajar el tono cuando tenía que hacerlo, como lo demuestra la balada de los 90 “I’ll Stand by You”, una de las únicas canciones de una gángster original del punk que se volvió una canción perenne de American Idol. —A.U.
14 Steven Tyler (Aerosmith)
Tyler ha hecho más por la industria de las bufandas que cualquier otro cantante aparte de Stevie Nicks. Si bien su aspecto siempre ha sido en buena medida andrógino, también se divirtió con la idea de la fluidez de género en una de las mejores canciones de Aerosmith, “Dude (Looks Like a Lady)”. Tyler, quien escribió o coescribió todos menos cuatro de los 28 éxitos Hot 100 de Aerosmith, también toca la armónica y el piano, pero es su destreza vocal, que se eleva sobre varias generaciones de música rock, lo que le valió el apodo de “Demonio de los Gritos”. —P.G.
13 Hayley Williams (Paramore)
Cuando se trata de cantantes de rock contemporáneo, Hayley Williams es la reina suprema. Su voz maleable ha sido la base de los grandes del pop-punk Paramore durante casi dos décadas. A la vez capaz de combinar influencias góspel con arreglos de pop-rock entusiastas (“Ain’t It Fun”) y capturar momentos sinceros de autorreflexión inquebrantable (“Forgiveness), su voz contiene la versatilidad necesaria para llevar a Paramore a través de una miríada de eras musicales mientras conserva su ethos central. Desde su personalidad susceptible en el escenario hasta su cabello rojo característico, Hayley Williams es probablemente la líder de rock más reconocible de la década de 2010, y sus contribuciones al último disco de Paramore This Is Why, que encabezó las listas de éxitos de este año, deberían mantenerla en esa posición para el 2020. —DENIS KYLE
12 Roger Daltrey (The Who)
Casi 60 años después, prácticamente nadie puede igualar el virtuosismo de Roger Daltrey. Desde sus piruetas con el micrófono hasta sus vocalizaciones rompe-cristales y sus catacterísticos rizos, Daltrey fija estándares en lo que respecta a los líderes de banda. Está la presencia en el escenario, que es palpable incluso cuando está parado frente al micrófono mostrando su pecho, y su voz potente y con cuerpo. Y luego están los gritos. El grito primitivo y espeluznante de “Won’t Get Fooled Again” que llega más de 7 minutos después de empezada la canción, es la esencia más pura del rock and roll. —M.N.
11 Robert Smith (The Cure)
Si bien pocas figuras en la historia del rock pueden estar tan estrechamente asociadas con una estética como la del padre gótico de The Cure, Robert Smith, su iconografía de la moda es solo un tono en su paleta completa como líder. El tenor robusto y furtivamente juguetón de Smith es también uno de los tonos vocales más inimitables del rock alternativo, lo que, en combinación con su composición desgarradora, le da a las canciones de The Cure una emoción que ni siquiera sus guitarras frenéticas y sintetizadores sibilantes pueden igualar. Y aunque nadie lo confundirá con David Lee Roth en un concierto, obtiene puntos por ser la primera superestrella del rock en hacer del escenario del estadio un espacio seguro para los introvertidos enfurruñados. —A.U.
10 Axl Rose (Guns N’ Roses)
Photo : Kevin Mazur/WireImage
A fines de la década de 1980, las notables habilidades vocales de Axl y su presencia en vivo se destacaron del resto y lo convirtieron en una fuerza dominante en el hard rock. Evocando emociones fuertes y entregando mucha energía a través de sus canciones, Rose alcanzó poderosas notas altas en rocks desgarradores como “Welcome to the Jungle” y “Sweet Child O’ Mine”, pero mostró su rango completo en baladas inolvidables como “Patience”, “Don’ t Cry” y “November Rain”. Y si hablamos de tendencias de la moda, estuvo 20 años adelantado a su época: sus pantalones cortísimos con camisa amarrada alrededor de la cintura, chaquetas de cuero abiertas sin camisa debajo y faldas escocesas como tributo a su herencia desafiaron las normas de género y explotaron tanto en el escenario como en MTV. —INGRID FAJARDO
9 Bono (U2)
Más que su fuerza o rango vocal, Bono tiene algo que trasciende el puro talento vocal: la capacidad de conectar. Uno de los comunicadores más grandes y carismáticos del rock, el líder de U2 a menudo se desliza de un susurro a un grito y no tiene miedo de mostrar el esfuerzo si eso significa revelar la emoción. Ver a Bono en el escenario, incluso con su personaje MacPhisto demasiado frío y diabólico durante la gira Zoo, es ver a un líder que no solo quiere ser visto, sino ver, y de alguna manera llegar, hasta la cima. Cinco décadas después, ese fuego inolvidable todavía arde con desesperación por salvar cualquier abismo entre artista y público, de una manera que a menudo hace que los conciertos de U2 sean una experiencia espiritual como ninguna otra. —M.N.
8 George Clinton (Parliament/Funkadelic)
La banda híbrida de Parliament-Funkadelic es quizás el mejor grupo estadounidense de todos los tiempos. Su fusión de rock, soul, ciencia ficción, doo-wop y afrofuturismo, encabezado por George Clinton, los convirtió en uno de los principales innovadores del funk. Como líder, el ojo y el oído de Clinton para fusionar estéticas sonoras y visuales aparentemente dispares para crear un producto que es tan singular como ingenioso es simplemente inigualable. Como vocalista, Clinton estaba lejos de ser el cantante técnico más sólido entre los cantantes melódicos. Cuando hizo la voz principal, la dulzura de su falsete seco y la convicción de su interpretación vocal general agregaron capas inimitables de matices a cada canción. Clinton tiende a priorizar el sentimiento crudo sobre la destreza técnica, y su enfoque directo para interpretar el rico lirismo del colectivo genera algunos de los momentos más fascinantes de su imponente catálogo: oye ese valiente grito al final de “Everybody Is Going to Make It This Time”. —K.D.
7 Debbie Harry (Blondie)
Deslizándose por escenarios y pantallas con una tranquilidad imperturbable, Debbie Harry naturalmente exuda más arrogancia callejera que literalmente miles de líderes de rock que se esfuerzan mucho, mucho más. Pasando de un gruñido punk burlón en un momento a una armonía suave al estilo de un grupo de chicas al siguiente, Harry imbuye las canciones cuidadosamente construidas de Blondie con un guiño risueño y efervescente. Con un inquebrantable dominio de sí misma y una apariencia estadounidense clásica que evoca una pintura de Lichtenstein o una canción de Chuck Berry, Harry ejerce un aura enigmática que ni siquiera posee la Mona Lisa. —J. Lynch
6 David Byrne (Talking Heads)
La historia de origen de David Byrne (conoció a sus compañeros de banda Chris Frantz y Tina Weymouth como estudiantes de primer año en la Escuela de Diseño de Rhode Island, se mudó a Nueva York y se sumergió en la floreciente escena punk) informó cómo las bellas artes arriesgadas y los shows caóticos en vivo formaron un compuesto dentro de él y potenciaron decisiones creativas como, por ejemplo, cierto traje demasiado grande. La voz singular de Byrne, como vocalista inolvidable y también como escritor infinitamente curioso, ayudó a que la fusión en su mente se hiciera realidad y lo convirtió en un grande de todos los tiempos. La influencia del art-pop de Talking Heads todavía ocupa un lugar preponderante en la música moderna, y aunque innumerables artistas han intentado reanimar los puntos más finos del desaparecido cuarteto, las irremplazables idiosincrasias de Byrne — desde la incrédula “Once in a Lifetime” hasta el tema salpicado de funk “Burning Down the House” y el alma cuidadosa de “Road to Nowhere”— han definido su grandeza única. —J. Lipshutz
5 Kurt Cobain (Nirvana)
Photo : Kristin Callahan/Everett Collection
Una fotografía icónica de Charles Peterson de Cobain actuando con Nirvana antes de saltar a la fama en marzo de 1991 en el Commodore Ballroom de Vancouver captura a la estrella de rock aparentemente desafiando la gravedad, flotando boca abajo y pulgadas por encima del escenario, con la guitarra todavía en la mano. A medida que el rock convencional se sacudía los excesos glam de los años 80, la presencia escénica cinética de Cobain impulsó la presentación artística espartana de Nirvana y proporcionó un modelo para otro tipo de líder, el tipo que vive y muere por la pasión de su actuación y no por las luces o confeti a su alrededor. En el camino, se convirtió en más que un testaferro: una figura insigne para una generación que buscaba su identidad. —E.R.B.
4 Robert Plant (Led Zeppelin)
Photo : Michael Putland/Getty Images
Robert Plant siempre funcionó como líder y prototipo, pavoneándose en el Valhalla de la fama al tomar la estética del Delta blues que influyó esencialmente en todo el rock británico de los años 60 y 70, agregando mucho sexo y arrogancia, y estableciendo así el molde del dios dorado para saber cómo debía lucir, sonar y sentirse un cantante de rock. Con una de las voces más poderosas y reconocibles de todos los tiempos, Plant manejó hábilmente tanto el lado delicado de Zeppelin como sus momentos más elevados, y sus lamentos guturales finalmente se incrustaron en los cimientos de la música moderna como los músicos de blues a los que cantaba en homenaje. —K.B.
3 Freddie Mercury (Queen)
Photo : Dave Hogan/Hulton Archive/Getty Images
El puntal seguro de sí mismo. El rango vocal de cuatro octavas. El extenso catálogo de éxitos. Freddie Mercury nació para ser líder, y su estilo teatral (en su música, moda, presencia escénica y, en realidad, en su vida misma) hizo que Queen se destacara en la concurrida escena del rock británico en la década de 1970. Además de su voz inmediatamente reconocible, Mercury también escribió algunas de las canciones más importantes de Queen, incluyendo la mitad de las 14 pistas del álbum Greatest Hits de 1981 de la banda. La película biográfica Bohemian Rhapsody de 2018 solo realzó el legado ya legendario de Mercury, concluyendo con la venerada actuación de la banda en el Live Aid de 1985 antes de la muerte del cantante por complicaciones de sida en 1991 a los 45 años. Otra historia de un virtuoso que se fue demasiado pronto, pero entre momentos de la cultura pop y un catálogo por siempre relevante, el genio de Mercury sigue vivo. —K.A.
2 Stevie Nicks (Fleetwood Mac)
Photo : Michael Putland/Getty Images
Mucho se ha dicho sobre la vibra mágica de Stevie Nicks en las últimas cinco décadas, y realmente hay algo encantador en la líder de Fleetwood Mac. Ya sea en el escenario o en una sala llena de algunos de los músicos más talentosos de una generación, Nicks no pudo evitar sobresalir con sus capas flotantes y una voz que presentaba suficiente valor para lijar los exteriores más ásperos. Las canciones que Nicks contribuyó a Mac no solo están entre las mejores de la banda, sino también son elementos básicos de la cultura pop y la radio más perdurables de los años 70 y 80, con su capacidad para aprovechar las grietas más profundas de su propia alma para hipnotizar y obsesionar a los oyentes de una manera que ningún otro cantante podría esperar igualar. —T.M.
1 Mick Jagger (The Rolling Stones)
Photo : David Fenton/Getty Images
Nadie se mueve como Jagger, ni tiene su voz, imagen, sentido de la moda o carisma del líder de la banda de rock and roll más grande del mundo. Un locutor grita memorablemente esa afirmación en los primeros momentos del histórico álbum en vivo de los Stones de 1970 Get Yer Ya-Yas Out!, y Jagger, quien cumplió 80 años el 26 de julio, ha permitido que la banda esté a la altura de ese alarde por más de medio siglo, desde su debut en el Hot 100 en 1964 (con “Not Fade Away”) hasta el hito que marcó su Sixty Tour de 2022. No le resta nada a los actuales compañeros de banda sobrevivientes de Jagger — los legendarios Keith Richards y Ronnie Wood — y sus músicos de gira darle crédito al cantante ante todo por la importancia duradera de los Stones para la música y la cultura del rock. Después de tantos años, Mick Jagger continúa personificando no solo a los Rolling Stones, sino también al mismo rock and roll: poderosamente sexual, amenazante, liberador y alegre, todo a la vez. —T.D.